Pusiste la corona en el suelo cuando no nos miraban, sólo en el viento se sintió el susurro de un colibrí quien fue testigo de mi amor que hoy te doy. Te amo como jamas amaría mi propia vida, por eso escribo lo que seria el reverso de " Poesía Mía". Al poeta le llegó el amor, quien lo diría, el gato se reía en la oscuridad mientras la luna no lo veía, no se sentía lo que el aura le quería intercalar en besos rosados a la tierra, eres bella, no puedo compararte con las estrellas, están llenas de fuego y al calentarse brillan; estas llena de amor por eso eres sólo mía.
El sabio quería escribir algo que le dijiste, no por sentirse superior se queda solo, no por escribir lo que escribe piensa de otro modo, no por sentir miedo a ser barajado quiera decir que nunca se ha entregado, que nunca ha amado, que nunca se ha ilusionado, que nunca se ha entregado, porque jugar con los sentimientos es lo único que la gente le ha entregado.
La gente que no son nadie, nunca han tenido nada, nunca se han preocupado por nada, no les ha importado nada; pero en la poesía hay sentimiento y hacen todo lo que puedan para entregar amor sin que se les rían en la cara, hoy en día enamorarse de la persona quien no es la equivocada es mas bien que bocanadas. Muchos no entienden que por amar las flores se tornan cada día mas hermosas, que cada vez que beso tus labios el sentimiento es tan grande que te convierte en diosa, te posa en los brazos de Dios y te hace dichosa, pero al final de hacer el amor a nuestra manera, te confiesas mas hermosa.
Por eso, amor Reyna, por mas tumbos que las lineas tracen en lo que pueda escribir, no te alejes de mi, el estomago se quedaría vació, no mojaría el alma ni en el rió, el corazón se quedaría frió, el alma moriría de un tiro, disparado por la irrealidad embotellada de la soledad, vivo por ti en unos años creceré lo que siento por ti, hoy estoy aquí por ti, te amo aunque me veas callado en la oscuridad. El amor nos enseñó a amar, vivimos, casi estamos juntos, vivimos, si en verdad nos amamos; jamas moriremos, aunque el dolor llegue algún día; nos reiremos.
Cierro los ojos busco el cielo, ahí estas, te amo, vivo, abro mis brazos, estas conmigo.
Soy tu líder, ese quien sin tener que venir caminando sigues, sólo sintiendo los latidos de nuestro corazón; Te amo y si algún día te ofendí, te pido perdón.
Miguel Shulterbrandt
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