domingo, 10 de octubre de 2010

BreEzE

La Brisa del cambio llegó hasta mi vida, llegó hasta mi camino y chocó mi caminar lento con sus pasos. Redujo a cero(0) mi velocimetro y me muestra cada semaforo en rojo que me había volado, cada cruce de peatones que no había respetado, cada estacionamiento para minusvalidos en los cuales me había estacionado. La brisa del cambio acarició mi rostro antes de mostrarme la realidad de la cual me había burlado, de la cual jamas en la vida me había fijado.
Con pasos mas lentos, disfruto vivo hasta encontrar mi destino final, mi momento para dejar de sentir, mi momento para dejar el cuerpo pecador que una vez tomó la vía equivocada en la vida. Por suerte no hay mucho que juzgar, pero hay, por suerte no hay mucho de que bajar la cabeza y sentirme como si fuese la tierra tragar este cuerpo mortal. Aunque camine por el calor de las llamas, siempre supe que me podía quemar, siempre supe que mis zapatos nunca podrían soportar y llegarme a maltratar los pies de este soñador abofeteado por la realidad; MI realidad.
La brisa fría de un resentimiento angosto sopla hoy mis pensamientos y me deja colgado en una injusticia escrita bajo el efecto frío de la soledad, esa que me prepara para dormir hasta la eternidad y me obliga a buscar su silencio en la oscuridad. Mientras, mis ojos miran el arco iris y quisiera preguntar, -¿Como hace para lograr que el cielo deje de llorar?- mientras espero la respuesta para usar el mismo antídoto y lograr así que mi alma se deje lamentar de esta absurda realidad la cual me ha costado tanto, tanto que ha dejado mis bolsillos endeudados en ese triángulo de dos lados quincenales y morir cada vez que por el cajero del banco, veo la realidad.
Esa brisa me muestra que soy sólo colilla de cigarrillo usado quien deja su valor en el cenicero esperando que el mesero venga y haga basura lo que queda. Esa brisa cultiva mis pensamientos y me obliga metaforicamente a perderme en el vicio aprendido de pensar y meditar solamente que esto no vuelva a pasar, cayendo en el estilo libre desde los cielos y condenado a hacerle compañía a quien fuera desterrado por haber traicionado a quien jamas debió haber engañado.
Esa brisa hace que los sentidos se hagan mas agudos, tan sólo bajar la cabeza mientras ves el saber que por nuestra culpa Jesucristo una vez mas se arriesga. En este tiempo, los pasos no se aceleran, mas bien se siente bien el poner los pies en la tierra, porque a cada paso que doy, pierdo el miedo de no ser aceptado, porque ya se lo que debo hacer para que mañana las puertas permanezcan así, tal como están y solo allá en el hoyo, SATANÁS odia a quien se pueda salvar, porque no lo podrán acompañar.

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