jueves, 21 de febrero de 2008

Oscuro

La rabia saltó de la boca del perro para plasmarse en el tatuado absurdo de una incredibilidad que sentenciaba la voluble exorcion del demonio de la desesperación. El relampago rompió en dos el azafen volcanico de dudas relacionadas con la realidad de hoy; engaño o me engañas, te cambio o me cambias, me das el amor o lo haces sólo por propaganda.
El tiempo pasó en murmullos rectangulares y mal olientes despistados en pilares, martires sueños degollados y sandwiches de sobras empapados de muchas mentiras.
Al caer el sol, las lagrimas no formaron las silabas esdrujulas ni bifocales, solo, como el burro que una vez se encendió en el monte veraneado de la confusión. La luz, se la llevaron sin avisarnos, los frutos se los comieron a ocultas de los demas, a mi amigo andres; le llenaron la cabeza de tantas cosas, tantos engaños, sólo lo vi aceptar cualquiera que fuese su sentencia y con dolor se escapó de dormir fuera del colchón, los ojos cerró, la mentira aceptó, la soga al cuello le rodeó y se quedó colgado en lo alto de una rama de albaaca y se desapareció sin dejar el rencór.
Muchos dias han pasado ya, las pesadillas no rondan la casa de la familia, no habran mas rupturas escaladas, ni sueños de hojalata o camino sin doctrina; amor de vitrina.
El acertijo esta ahi escrito, la duda esta resagada, no hay mas lagrimas en la almohada sólo por pensar que sin amor su vida no seria nada. A sus espaldas, la carcajada que brinca como gato oscuro del callejón, le da una galleta en el infito y lo deja muerto olvidado en una cascara purpura en cualquier montón.
Miguel Shulterbrandt

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