Dust In The Wind

la naturaleza nos amarra a tres tiempos obligatorios en la existencia, tiempos los cuales son ascenso o descenso para cada ser humano que vive.
Tiempos no negosiables, tiempos de vida, tiempos en los cuales nos envolvemos y de los cuales no podemos escapar; nacer, crecer, reproduccion y muerte.
Tiempos en los que cualquier persona tiene la desdicha de ser marcado o talvez subyagado por algo momentaneo que suceda en este y se quede marcado de por vida; mientras exista.
Unos nacemos para amar un objetivo que jamas es alcansado quizas, para seguir una doctrina la cual nos promete encontrar la luz en cualquier callejón tenga salida o no. Crecemos a la orilla angosta de una desigualdad metaforica la cual nos prohibe definir con exactitud el sentimiento que se oculta aveces, por miedo sencillamente de ser manipulados luego de a quien lo entregues se sienta acomodado por saber que ya te tiene ahi y que jamas podras safarte de su lado.
Nos Reproducimos en oleadas de miedos los cuales estan ahi para aveces no permitirnos huir a la inchazon cutanea de cualquier situación el la que al final salimos quizas perdiendo, por no saber si el mejor amigo del dolor fue el desaliento al ser juzgado o talvez etiquetado con algun calificativo del cual jamas habias contado. El estrecho que se camina sin rumbos es amplio, la mente y la soledad son aveces campos ocultos los cuales te ayudan a sembrar la confianza y la oscuridad, sólo te ayuda a una vez mas comprender la razón de apagar los bombillos y quedarte asi, al oscuro, como si estubieses acostado en un dormir profundo, con los ojos cerrados, quizas sin alguien a tu lado, sin tener que aparentar firmezas, sin tener que decirle a alguien que el alma pierde fuezas, ocultando para siempre o hasta un dia las lagrimas; quizas.
Dirigiendo tu destino, olvidando todo lo que jamas a ti ha venido, sencillamente durmiendo en la cama de la muerte, siendo carne, huesos, polvo, recuerdo y al final; nada, por no poder ser nada mas.

Miguel Shulterbrandt