domingo, 5 de septiembre de 2010

Esa Noche

Esa noche estábamos sentados frente al espectáculo rodeado de personas iguales a nosotros, igual en sufrimiento, en fantasía, en amor, en algo así como la búsqueda del sustento diario, del poder compartir el alimento junto a sus familias.
La ilustración fue algo sencilla porque todos nos reímos hasta la despedida, hasta ese momento en el cual me había dado cuenta de que aunque pasaron las horas; no fue la noche tan larga. Nos conocimos, nos reímos, nos divertimos y aunque nadábamos en el alcohol, no nos perdimos. En si, cada cual discutió su punto de vista en cuanto al destino, en cuanto pensaba que la vida debía de haberle otorgado el amor y le dio sentido.
Sentido a que luego de toda esa gama de palabras hermosas y claras, el silencio se estrellara y que por la llamarada dejara perforada esa noche en mi almohada. Una pregunta saltó al vacío de cuatro paredes y un suspiro; ¿Existirá un deseo de amar?, ¿de tocar el cielo inmenso con tan solo cerrar los ojos y confiar sin tener que comparar?, ¿de caminar por la arena blanca sin temer a que un erizo le pueda picar los pies y llorar?, o mejor aun, cerrar los ojos y divisar la tranquilidad en la oscuridad, verte a mi lado por tan poco tiempo y lamentar que no vuelva a suceder jamás.
Esa noche quedó prendida en el alma como la paloma lleva el laurel en su pico en señal de vida luego del diluvio, como el mejor recuerdo de muchos tiempos atrás, de ver la luz al navegar, de sonreír en tiempo en que no se puede amar, de momentos que se quedan ahí en el corazón aunque para unos no todos significaran mas. Noche en que te vestiste de negro para disimular y yo de azul sencillo por no saber que al llegar disimuladamente, te iba a encontrar ahí sentada, callada, hermosa sólo como tu sabes con tu luz propia; brillar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

como siempre unas palabras hermosa. aun la que tengas con mucho dolor son bellaz por que vienen de ti.

Brenda