Por mas desvíos de la irrealidad que se busquen para tratar de aminorar el temor, caminar por mares sólo por refrescar mi alma, perfumar la jactancia y de un brinco huirle a la ignorancia, buscar el amor desde la infancia, corre con el tiempo cortado por no volver atrás el periodo de lactancia y sin saber donde estoy sólo me inundo en un trago de impotencia, desolado, olvidado, como un niño indefenso, dormir en el seno de la perdición, ocultar a cada latido mi corazón, tomar por acostumbrarme, diluirme en trocitos de sal para endulzar la melancolía en el corazón, no hay secretos cuando saber escuchar la vida es primero, del amor lo que escribo es lo mas tierno, amar tanto y no ser correspondido es peor que vivir en el infierno, así como caminar asustado sin saber donde ha quedado todo lo hermoso que una vez el tiempo había guardado, había olvidado.
La paranoia del engaño cruza los pilares de la desesperación y me ubica en el callejón, me pone a prueba con dolor y avienta hasta el cielo lo que ahora tengo, recivo y doy con besos tiernos destinado al rompimiento sin compasión, atando a una cruz mi intención de hacer diferencia con esta relación la cual camina por mis venas hasta llegar a mi corazón, las palabras se dicen, el viento se encarga de llevarlas hasta aveces no puedas alcanzarlas, soy muy positivo y también muy comprometido con todo lo que se refiere al amor, al dolor, alegrías y decepción, verbo sin conjugación, amante de todo lo claro sin tener que ocultarlo.
Hijo del destino, ese que no quiero que sea el mio; estar engañado por pensar que todo lo había logrado, por pensar que todo lo oculto lo había descrito, suspiro encajado en estocadas mortales de la desconfianza y al final ser asesinado por la ignorancia.
Miguel Shulterbrandt
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